Sujétame el Cubata
- lorenagarciacoach
- 13 jul 2024
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 14 jul 2024

¿Hemos perdido el coraje y la valentía de hacer las cosas por mis coxxxjones o es que hemos aprendido a conservar energías y no invertir tiempo en nada que no nos suponga un gran beneficio?
Al margen del chiste de una noche cualquiera y de amigos retándose a hacer alguna estupidez. Sí que, esta capacidad de retarse a uno mismo, simplemente por demostrarte a ti mismo y a otros que eres capaz, parece haberse perdido. Y no me refiero a que sí otro te dice ...a qué no eres capaz de .... Vayas como un mono de circo a demostrar que puedes. Hablo del retarte por que sabes que puedes, hablo de esforzarte en ser tu mejor versión, de ser mejor persona, amigo, padre ó madre o profesional, con determinación y perseverancia.
Verás, no hace mucho recuerdo haberme encontrado por uno de los pasillos de la empresa con una compañera; excelente persona, sin embargo estaba todo el día con la queja en la boca. Qué si fíjate lo que dijo, que sí ahora hay que hacer, que si no saben lo que hacen, etc.... Tienes a alguien así por la oficina? Más de uno? Son personas que no son felices donde están y proyectan su felicidad a un futuro incierto que no pasará, así que se quejan, por que no saben como salir de donde no quieren permanecer.
El caso es que ese día tenía un enfado mayúsculo, por que habían decidido probar una nueva forma de organizar el departamento y claramente aquello estaba mal hecho, ella sabía exactamente lo que había que hacer, y no sólo le molestaba sobre manera ese cambio que afectaba a las funciones que hasta el momento tan cómodamente llevaba a cabo si no que ese día además se sentía subestimada e infravalorada. ..."Yo podría perfectamente esto...o lo otro"....
Lo cierto es que, el resto de los días, yo lo veía como una pataleta y ya. Lo que hizo distinto ese día fue que su enfado no era una pataleta, era un enfado muy serio y se la veía afectada, no solo por lo que decía, sino por su tono de voz, un tanto chillón, su ritmo rápido al hablar y su ojos vidriosos.
Al encontrarme en el pasillo, vio su oportunidad, tenía que soltar todo aquello que la carcomía por dentro, y yo siempre he tendido a escuchar a aquellos que necesitan soltar. A mi me toma dos minutos y el otro se va más aliviado.
Hablar en alto de aquello que te perturba es bastante sanador ya sólo por el hecho de hacer consciente el asunto y las palabras que usas para explicártelo a ti mismo. A veces, sólo con hablarlo ya cambia tu forma de pensarlo, percibirlo, expresarlo y muchas veces el asunto muere ahí.
Ese día, al contrario de los otros, no la consolé, o sólo la escuché.
Ese día tras escuchar sus razones le di una respuesta que ella no esperaba y que sin saberlo yo, era un regalo para ambas.
Le dije lo siguiente:
Sí te encuentras tan mal, sí tienes tan claro que las cosas no se hacen bien, sí crees que no se te valora y que mereces un puesto mejor. Están tan segura de que tú serías capaz de dirigir el departamento y ya has llegado a este punto. ¿Por qué no te honras? ¿Por qué no te lo terminas de creer y das el paso a dejar un trabajo que no te hace feliz y buscas opciones que se ajusten a tu potencial? Por lo que me dices parece no solo que no seas capaz de hacerlo, sino que podría ser tu momento.
Aquello la pilló de sorpresa, se me quedó mirando y no supo que contestar, así que hubo un silencio un tanto incómodo. Al momento respondió, sí claro que podría pero...... Y ahí terminó la conversación.
Ella sigue trabajando en la misma empresa, yo ya no. No sé si sigue con la queja, pero podría adivinar que sí.
Sin embargo, aquellas palabras, que espero le fueran de ayuda, me ayudaron a mi seguramente mucho más.
Y es que, después de aquello, el eco de mi consejo a esta compañera ha estado resonando en bucle, tratando de decirme algo que hasta hace poco no puede comprender. !Hónrate!
Desde ese día hasta hoy he tratado de hacerme caso.
Cambie de trabajo por que en aquella empresa no tenía la oportunidad de tener un plan de carrera.
Empecé en otra empresa, dando el paso a un puesto de mayor relevancia y responsabilidad, las razones que me movieron no fueron las correctas, eso lo veo ahora. No fue una decisión basada en la certeza de que aquel iba a ser el trabajo de mi vida, sino en el deseo de que fuese un puente a algo mayor.
Algunos dirán que esta decisión me salió mal, yo también lo sentí así unos días después de que internamente me invitarán a dejar la empresa por no cumplir el perfil. Otros seguro, tendrá opiniones varias como, no fue capaz, le quedó grande, no supo adaptarse, o otras cosas por el estilo. Y todos ellos tienen razón, en la superficie.
No daba el perfil.
Lo cierto es que intenté esforzarme y adaptarme, pero lo no fue lo suficiente. Uno sabe dónde no es su sitio. Y pasaron pocos meses para que me diera cuenta que no encajaba en aquella organización obsoleta, desorganizada y ausente de cualquier ejercicio de liderazgo, managment o fomento de buen ambiente laboral.
*(Cuidado que esta es mi experiencia personal y opinión, esto no es una verdad absoluta, es mi verdad, la de nadie más)
Mientras ese ECO resonaba cada vez más alto. ¡Hónrate!
Y así pasó, puse los límites que necesitaba y de manera natural todo se resolvió. Así queda precioso cierto?
Fue un despido. Como dije antes, no daba el perfil. Es lo que te dicen muchas empresas cuando te pones como prioridad.
Y es que ¿Qué precio tiene tu sueldo?
Me explico.
Cuánto estás dispuesto a dar, en términos de tiempo de vida, energía personal, compromiso, horas de sueño, y estrés por el mejor salario de tu carrera?
Yo he descubierto que , muy poco. Prefiero ser mi prioridad y mayor proyecto.
No hay dinero que paguen las horas sin dormir, los estados de estrés que te llevan a cogerte una baja, llevarte el trabajo a casa, no conseguir desconectar y luego, para terminar, gastarte tu flamante salario en liberarte de toda la mierda del trabajo por que necesitas al menos dos días, para poder despejar la cabeza.
Después de más de 25 años en el sector retail, de haber dado en ocasiones el 100% del tiempo del día en el que no duerno, sí conseguía dormir. Me di cuenta que lo más importante no eran las horas, ni los resultados, que tantas veces no dependen directamente de ti.
Lo más importante era yo.
Estar centrada.
Con los pies en el suelo pero con la cabeza y el cuerpo listos para avanzar sin que ningún viento te despeine.
Firme pero con la mirada despierta a explorar nuevas opciones.
Tranquila y en equilibrio.
En este estado soy capaz de todo.
Es aquí en mi espacio de equilibrio dónde no importa lo que pase fuera, por que yo estoy bien .
Puedo decidir, hacer y resolver lo que se me ponga por delante.
Estoy segura y no tengo miedo.
Esto, no hay dinero que lo pague, me pregunto que pasaría sí las empresas llevaran a sus equipos a estos espacios de equilibrio.
¿Cuán eficaces y capaces serían sus profesionales y a qué niveles llevarían los proyectos?
Hoy, estoy sentada en mi salón, recuperando mi pasión por la escritura y dándome cuenta que aquella decisión tomada bajo la idea de que ese trabajo fuera un puente a algo mejor, fue la mas acertada de todas, dado que realmente lo fue.
Esperando que mi experiencia te sea de ayuda y disfrutando de la experiencia de hacer por fin lo que realmente me hace feliz personal y profesionalmente. Y además, ese eco ya no me persigue por que he llegado a puerto.
Y ahora puedo ofrecerte, como emprendedora para que, como yo, encuentres el equilibrio de vida que te hará ser un maestro del Bien Vivir.
Así que, sí tu entorno te dice que tienes que ser más, hacer más, invertir más, transformarte en, convertirte en otra cosa, o cosas por el estilo. Ya lo puedes decir, Sujétame el Cubata y mira como no es cuestión de más o mejor, es cuestión de balance y equilibrio.
Namasté Almas Bellas.
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