Ruido

El día comienza con el olor fresco a la hierba húmeda y el cielo en sombras anunciando la llegada del nuevo día y la salida del sol.

El frescor del rocío y el tintineo de los cantos de los pájaros da paso a una nueva oportunidad; la llegada de la luz ,el espacio y tiempo para hacer.

Desde arriba se ve la ciudad despertar, la playa amanece desnuda a la espera de que el mar la vuelva a cubrir con su manto azul de vida. Amanece con olor a café y se oyen las campanas de la iglesia cercana; las calles se van llenando de ruido mientras un hormiguero de personas conquistan la calle con el ajetreo típico que urge a quienes cuentan las horas para volver a casa. Dentro del caos, de ruidos, bocinas, gritos, y humos, los sonidos que tan amablemente acompañaron la salida del sol quedan mundos y lo natural deja paso al artificio que hace girar la ciudad cada día, es una máquina afinada y perfecta que te absorbe, te consume y te escupe al anochecer, cansado y vacío.

Hay un orden en todo, también en cómo el mar nos devuelve lo nuestro, que ponemos allí y que no es suyo. Hay orden en cómo soplan los vientos y cómo estos hacen que las nubes se condensen y llueva, hay un orden en el crecimiento de una flor y en cómo la luna influye en los cultivos y en las mareas.

Todo es orden, todo está en sincronía, no podemos pensar que estamos fuera de ese orden, sería una soberbia pretender decir que no perteneces al orden natural que hace girar el mudo.

Te haces más viejo cada día y si te pones al sol, en invierno, te reconfortas igual que lo hacen los gatos. Pasa el tiempo para ti como pasa también para el árbol que ves por tu ventana al que le caen las hojas y vuelven a crecer y que en un momento del año florece como lo haces tú, también, en esa época en la que te sientes feliz.

Es tan fuerte el ruido que los días generan, que dejas de oír y de sentir que formas parte de algo más grande. Más grande que un trabajo, algo más que el coche que conduces y que tienes mucho más que ver con aquel que te cae mal de lo que te gustaría pensar.

Lo que es allí, es aquí. La misma fuerza que hay en una tormenta también está en ti, la misma energía que hace a un ave volar también esta en ti. Lo que es arriba es abajo, lo que es arriba es aquí también, también abajo y en todas partes. La ira, la rabia, el odio, el amor, la alegría, la risa es tanto aquí, como allí, como lejos como cerca, ES, y no deja de ser per que no la veas, la oigas o sientas.

Lo que es grande también es pequeño y lo pequeño grande. No hay nada grande sin sus pequeñas partes, todas y cada una de ellos perfectas y en orden y grandes por su gran importancia y perfección

Y así eres tú, luz y oscuridad, amor y torbellino, agua y fuego, pequeño y grande y en orden perfecto. Recuerda que estamos hechos de otras muchas pequeñas pequeñas partes y que también somos pequeñas partes de un todo mucho más grande.

Recuerda que formas parte de algo más grande que también eres tú.