Parar la mente
- lorenagarciacoach
- 12 may 2023
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 18 sept 2024

Me da miedo, me veo ante un precipicio que no se como gestionar, prefiero alejarme, me da vértigo.
Me siento incómodo, noto que me duele todo, no es para mi, no lo puedo conseguir.
Soy una persona demasiado inquieta y nerviosa para esto, lo mío no tiene remedio, me pasa esto porque estoy enfermo y esto no me puede ayudar, lo mío ha sido siempre así, yo soy de este manera y no puedo cambiar.
No tengo tiempo, es muy temprano, es muy tarde, ese día me es imposible.
Casi mejor me quedo como estoy, sí no es esto será otra cosa, para que buscar más con lo que tengo es suficiente, en cuanto encuentre un hueco lo hago.
Virgencita, virgencita que me quede como estoy, todo va demasiado bien algo malo está por pasar, mejor meter la cabeza bajo tierra y dejar que pase la tormenta.
Siento un peso enorme a mis espaldas, he luchado mil batallas y sigo en la lucha, no tengo energía para aguantar más, no se puede hacer nada mejor, me resigno y aguanto.
Cuánto pesar, cuánto aguantar, cuánto nadar con el agua al cuello de forma incansable para no ahogarse mientras el cuerpo se queja y la mente se esfuerza en seguir por un camino que sabes equivocado.
La mente es una tramposa, una tirana que te obliga a continuar por la senda del dolor, al final es lo que conoces.
¡Cómo ni siquiera pensar en que hay otro camino! ¡Quién quisiera enfrentarse a otras lides con lo cansado que estás, con el esfuerzo que te ha costado llegar hasta aquí!!
Ocurre que tiene que llegar uno al límite de lo que puede, que tiene que sentirse morir para tomar una decisión de ¡VASTA YA!
Qué ya no puedes continuar con esta dinámica que tanto daño te hace para que la situación te obligue a parar y decir no puedo más.
Ahí es que surge la magia, cuándo llegaste al punto de no retorno.
Pero aún así te aferras a lo que conoces por que da miedo y por que duele darse cuenta de que puedes y tienes el poder de cambar tu vida.
En este punto es aconsejable dejarse acompañar, comenzar el camino de la mano de quien ya lo recorrió y qué lo hace desde el amor, la humildad y que no te juzga por que ya estuvo dónde estás tú.
Para la mente.
El Mindfulness, la meditación, ayuda a parar esa vorágine de pensamientos que te atrapan en la zona, falsa, de confort.
Al principio la mente se muestra incómoda y sentirás que no es para ti, que no puedes. Es la personalidad, el ego diciendo: Hey! ¿ A dónde vas? No, no, quédate donde estas que aquí mando yo y controlo la situación. Todo lo que te pasa es por que te protejo, te cuido!.
Has de saber que parar la mente no es huir, no es hacer raras posturas, no es envolverte en una aura de misticismo e incienso.
Parar la mente es darte permiso, cuidarte y darte mimos.
Cuando paras puedes volver a conectar con tu esencia, con tu mejor versión. La que te permite abrazar a tu niño interior, ese pequeño ser que eres cuando te sientes mal y crees que no puedes.
Abrazarlo y darle cuidados desde la compasión de que te puedes permitir no estar siempre al 100% y que tienes tanto que puedes levantar la mirada y sonreír a la vida dando gracias por la lección aprendida.
Parar la mente es reconocer el lugar en el que te encuentras, ver la situación desde todos los puntos de vista que te sean posibles y saber que puedes y que no puedes hacer.
Dejar de frustrarte por lo que no puedes hacer y aceptar que pasen las cosas que han de pasar de manera natural.
Parar la mente es enfocarte en tus objetivos desde la ventaja de saber que ya eres y consigues lo que quieres y reconocer ahí lo que necesitas para dar el siguiente paso hoy, ahora.
Parar la mente te permite disipar la nube que existe entre en ahora y tus metas pudiendo sentirte seguro de que todo irá bien y confiar en el proceso.
Deja de poner excusas y hazte responsable de tu vida.
La vida pasa hoy, no lo dejes para mañana.
Recuerda que te lo mereces.




Comentarios