top of page
Buscar

La guerra del Ego - Cómo perder contra ti mismo.

  • lorenagarciacoach
  • 29 ene 2023
  • 3 Min. de lectura



Aquel tipo era sin duda un hombre comprometido. Le oías hablar y quedaba claro que amaba lo que hacía. En su discurso utilizaba términos cómo bien común, equipo, empresa, responsabi­lidad y no tenías dudas a la hora de pensar, automáticamente, en que debería de haber muchos más como él. Hombre de familia, muy reservado con su privacidad, de rara sonrisa y mirada alerta, ofrecía una figura sobria y firme. ¿Quién no querría dejarse acompa­ñar por alguien así?

La pregunta comencé a verla clara con la prontitud con la que se ve el espacio vacío de alguien sin apoyos. En los eventos, reuniones, espacios dónde se comparte con otros colegas, aquel tipo siempre parecía no encajar y a falta de saber más de lo que ya te he cantado y desde el no juzgar la pregunta quedó sin respuesta.

Con el paso de los meses te dabas cuenta de que su perfil era el del ganador. Discurso siempre positivo, basándose en un punto de vista coherente y buscando argumentos para responder victoriosamente era casi artístico y muy construido. Al observar ves el brillo en sus ojos, le encanta ganar; y ante la duda de no hacerlo calla, agita los ojos en todas direcciones, como tratando de encontrar en algún cajón de su mente la respuesta victoriosa, margullando tras esbozar un preámbulo de palabra, tuerce el rictus mostrado un atisbo de incomodidad y rabia. Ahí dentro hay una pequeña fiera retrociéndose, hasta qué, voilá, el brillo vuelve junto con a su ingenioso e irrebatible argumento.

Era un placer verle en acción, menos cuando le tenías en frente. La clave para superarle era la no lucha, la no resistencia. No encontraba estímulo en quien no le ofrecía resistencia.

Tras años que colaboración profesional con perfiles como este se hace uno un maestro ninja de las buenas relaciones profesionales y seguro que ahora estás viendo la cara de alguno de ellos mientras me lees.

La moraleja de todo esto es que en realidad el "siempre ganador" nunca gana, al menos no a medio o largo plazo. Este tipo de personalidades quema todos los puentes y se quedan muy solos, hasta que por novedad encuentran a otros que les presten oído, pero esto como lo otro es por un corto espacio de tiempo.

Si te paras a pensar en los grandes ganadores, deportistas, por ejemplo, que destacan en sus carreras por su grandes logros; no verás a ninguno de ellos en una posición victoriosa ni alimentando su ego con afirmaciones positivas solo por tener razón o querer ser más.

Los grandes deportistas de élite, de éxito, son perdedores. Han debido perder muchas veces y se han hecho amigos de su perdedor interno, se han sentado con él para entender por que ese tiro, esa bola, canasta o gol, regate o segundo no están como deben para llegar al objetivo.

El perdedor que todos llevamos dentro es EL SABIO. Es quién sabe que para esa tarea debes dormir mejor, o tener un mejor control del estrés. Es quien tiene clave que te llevará a ser esa persona, profesional, deportistas, amigo, jefe, padre, hijo o hermano, que quieres ser.

Si con humildad reconoces que has perdido, la puerta a conocerte mejor, al aprendizaje queda abierta.

Al ego le encanta ganar, y esta bien disfrutarlo, el caso es que ganar sobre todas las cosas te deja muy solo y alimenta el rencor y la necesidad de lucha.

Debes saber que está bien no ser perfecto, está permitido. También es cierto que no es posible saber todo, que además tienes permiso para equivo­carse y también caerte. Y que perder no es exclusivo de ti, los demás también lo hacen.

Sé humilde para aceptarlo y respetuoso contigo mismo para revisarlo, aprender y recomenzar.

Y aunque esté muy dicho y ya lo sepas levantarse tras la caída es lo más importante, y en tu mano está decidir cómo hacerlo.

Recuerda que tu ego es tu mayor enemigo, combátelo con humildad.

 
 
 

Komentáře


bottom of page