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Dimes y diretes

  • lorenagarciacoach
  • 2 ene 2023
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 7 ene 2023





Vivimos un etapa convulsa en la que parece que dar una opinión es una cuestión de alto riesgo, por otro lado vemos con las voces más radicales se alzan en pro de una "verdad" única e indiscutible relegando al exilio a cualquier opción de debate.

Esto se siente en el ambiente, en la calle, en las empresas, en los grupos de trabajo, en las redes sociales y cualquier circulo en el cuál nos veamos inmersos.

Se ha perdido la capacidad de criticar de forma sana, el debate es una quimera y la discusión es un tema de estado dado implica tácitamente un componente agresivo que nada tiene que ver con las bondades que se pueden desprender que una conversación argumentada, contrastada y compartida desde la libertad, y honestidad que brinda un interlocutor abierto a aceptar o refutar argumentos en pro de encontrar nuevas ideas, puntos de vista y caminos por los cuáles crecer y madurar como ser humano.

Te imaginas dónde estaríamos sí no se hubiese discutido, refutado y revisado cualquiera de los grandes avances que la humanidad ha conseguido y nos ha traído hasta hoy?

Hoy no te escribo para que me reafirmes en este argumento, sino para que me discutas y para darte mi apoyo sí te ves en situaciones en las que el entorno no se presta al diálogo y comprensión.

Partiendo de la base de que somo entes libres, capaces de tener nuestro propio criterio y somos dueños de como decidimos relacionarnos con el mundo que nos rodea. Te pregunto. ¿Por que te afecta lo que piensen los demás? ¿Por qué esas opiniones te llevan a reconcomerte la cabeza y pierdes el sueño?

En ocasiones, en situaciones invertimos horas de nuestra vida a dar vueltas a comentarios o comportamientos de otros que nos ofenden y que no conseguimos entender. Nos parece falta que fulanito o menganita diga o haga algo tan dispar a lo que nos parece correcto, más si cabe, sí somos o formamos parte del foco de ese comentario o acción.

¿Es acaso tu responsabilidad mostrar al mundo lo equivocado que está?¿Siente que es tu misión desmentir, enseñar o ser el azote de los que no piensan o se comportan como tú crees que es correcto?

Déjame decirte que no. No es tu responsabilidad, no es tu misión y esa inversión de tiempo y energía no te va a volver en forma de agradecimiento o recompensa.

Con esto te quiero decir, déjalo pasar, no discutas con quien no está dispuesto a mantener una discusión argumentada desde el respeto aunque sea para no estar de acuerdo.

Los demás tienen derecho a creer, pensar y actuar como quieran y el tuyo es saber como quieres que eso te afecte.

Puedes quedarte y luchar contra los elementos, puedes escuchar y decidir que hacer con esa información, puedes decidir como te quieres relacionar con esa persona o entorno, puedes optar por respetarte a ti primero y dar valor a lo que es realmente importante.

Por buscar un pequeño ejemplo que pueda explicar este asunto desde lo básico.

Una madre está en la playa con sus hijos y el pequeño que no quiere salir del agua para comer, se pone a llorar por que no le dejan disfrutar del agua y, a pesar de estar hambriento se sienta en la toalla a llorar desconsoladamente. Tras unos minutos en los que su madre se siente incómoda por la escena y no para de pedirle que se calle, el pequeño infante extiende su llanto impostado dado que como todo comportamiento incoherente no ha razón de ser.

En este escenario pueden ocurrir dos cosas, todas relacionadas en como la madre gestiona el berrinche:

  1. Mantengo la atención del niño, pidiendo que se calle por que fíjate que escenita y lo incómodo que está siendo para todos los de alrededor, y además me enfado cada vez más.

  2. Ignoro la pataleta, hasta que no pares no comes y hasta que no comas no te bañas. Cero atención.

¿Qué harías?

Pues la respuesta a esto es la solución para todo lo demás.

Sí alimentas el berrinche y prestas atención el problema crecerá, puedes resolverlo en ese momento pero otro problema llegará, otro comentario, o acción que te irrite.

Sí dices, NO, así no. Puede que lo tengas que hacer una o dos veces más, pero el mensaje llegará y la estrategia con la que se quiere pedir tu atención se desvanecerá.

Elige como los demás interactúan contigo, con quien y cómo te relacionas, a quienes quieres tener en tu círculo social más cercano y da la importancia justa a aquellos que están en los círculos más alejados de tu zona personal.

Recuerda que eres como el Bambú, firme y fuerte a la par que flexible y perenne.


 
 
 

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